El cascabel de Miranda
Miranda era un niña que no podía oír nada, pero aunque no pronunciaba palabras, sí era capaz de expresar cualquier cosa con sus manos, sus piernas, su cuerpo y sus mil maneras diferentes de mirar. Los niños de su barrio no conocían esta manera que tenía Miranda de comunicarse. De modo que, como no la entendían, la encontraban aburrida y nunca querían jugar con ella.Así que Miranda jugaba siempre sola o se sentaba en la fuente del parque con Mimosa, su inseparable marioneta, a ver cómo jugaban los demás.Una tarde en la que todos jugaban al escondite sucedió algo terrible: Rodrigo desapareció y no había manera de encontrarle. Todos se entristecieron un montón. Miranda sentía un cariño especial por él. Muchas veces este chico le dejaba caramelos en los bolsillos de Mimosa. Lo hacía a escondidas, para que los demás no lo supieran. Y Miranda recibía ese gesto como una prueba de amistad.Los niños estuvieron buscando a Rodrigo por todo el parque hasta que el cansancio los sentó en hilera, de espaldas a los columpios y los toboganes.Miranda pensó y pensó hasta que recordó algo importante: a Rodrigo le encantaba cruzar de parte a parte el barranco que había junto al parque y esconderse al otro lado. Por eso, corrió hacia el barranco y, una vez allí, le vio en el fondo. Rodrigo movió los labios y los brazos. Miranda no sabía lo que le estaba diciendo,pero se dio cuenta de que no se podía levantar. Entonces se señaló a sí misma y corrió en el sitio, como diciéndole: “Me voy rápido en busca de ayuda”. Rodrigo asintió con la cabeza. Miranda le lanzó por los aires a Mimosa para que le hiciera compañía y se fue a toda velocidad.Cuando los niños la vieron llegar, no le prestaron una atención especial. Sin embargo, se puso a gesticular delante de ellos con tanta insistencia que decidieron ir tras ella. Así encontraron a Rodrigo, avisaron a los mayores y pudieron sacarle de allí.Rodrigo se curó enseguida y volvió al parque, con Mimosa cogida a su bufanda. Lo primero que hizo fue acercarse a la fuente para darle las gracias a Miranda. Le extrañó que no estuviera allí y se sentó a esperar-la. Cuál no sería su sorpresa al verla jugar con todos sus amigos al pañuelo, como una más del grupo.Rodrigo se acercó a sus amigos, y éstos interrumpieron el juego para amontonarse a su alrededor. Entonces Rodrigo le dijo a Miranda: “Toma, Miranda, esto es para ti”, y le dio su marioneta.Miranda cogió a Mimosa y se dio cuenta de que tenía algo en el bolsillo. Pensó que sería un caramelo, pero lo que encontró fue un precioso cascabel plateado.Rodrigo lo cogió, se lo prendió en el jersey con un imperdible y dijo: “Ahora que eres de nuestro grupo,queremos saber siempre dónde estás para no perder nunca tu valiosa amistad, Miranda”. Miranda no entendió las palabras, pero sí que todos la querían. Por eso, se puso tan contenta que empezó a dar saltos, sin saber que su cascabel sonaba tan alegre como la risa de todos los niños que habían aprendido a comprenderla y a ser sus amigos.
Autora : Sonia Cáliz
Debate
Inventamos diálogos para representar el cuento.
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